Ymartes, abril 18, 2006
Los días pasan, y creo que he olvidado la capacidad de contar. Contar todo, desde las veces que llevo la cuchara hacia mi boca en un almuerzo o de las veces que trato de memorizar palabras que me suenan demasiado
extrangeras incluso en mi propio lengua nativa. Me siento melancólica, quizá porque el mundo es muy grande y yo muy pequeña, (cliché que odio, por cierto, me recuerda a una canción de Avril Lavigne), quizá porque ahora me estoy dando cuenta de la gran cantitad de agua y tierra y arboles y gente que existe en este planeta, y quizás, sólo quizás, estoy en esos momentos de desorientación, en donde no sabes quién eres ni que haces ni en donde estás parada. Estoy cansada, pero cansada en el sentido
happy, y no es que me haya tomado armonyls por montón ni me haya atragantado con pastillas antidepresivas, sino que simplemente estoy
contenta. Contenta por tener que leer libros complicadísimos, contenta de que me exigan, contenta de que
Daniela tu puedes más y
Daniela estamos orgullosos, porque ¡Cresta! estoy estudiando una malla que me gusta, que se que cada vez se pondrá más buena, en la que cada día la penuria más grande sea el decidir que ropa me pondré, y la más terrible sea el contabilizar la cantidad de fotocopias, libros, cuentos y ensayos tenga que leer por mogollón, pero ¡Dios! ¿No es eso lo que esperaba? ¿No es eso lo que más deseaba? ¿Ser universitaria, tener un puñado de tiempo libro, y a la vez estar hasta tope con los trabajos?. Me emociono facilmente, se que lo hago, y siempre lo he hecho. Soy de las niñas que se han pasado el año escolar imaginando piscinas y playas y días de tiempo libre y pc-games y
vacaciones, pero que cuando se encuentra en los meses de Enero y Febrero no hace más que soñar cada noche con clases y recreos y risas y bromas escolares. Me han dicho desde siempre que no sueñe tanto, que viva, que vea el futuro, que es mejor prevenir que lamentar, y toda sarta de recomendaciones que nunca tomé en consideración porque, ¡Soñar es tan fácil! ¡Y tan hermoso!. Uno de los recuerdos más valiosos que tengo de pequeña era el echarme sobre mi cama, cuando mis padres no se encontraban por motivos de trabajo, yo simplemente
sabía lo que tenía que hacer, cual era mi entretención por horas y horas, cerraba los ojos, con fuerza, y dejaba que la mente volara, que solo volara, iba de un sueño en otro, pasaba tardes enteras, hasta que llegaban mis padres y el torrente de sueños se cortaba, y yo trataba de aferrarme de ese trozo que quedaba, y lo memorizaba para la siguiente sesión de soñar despierta.
Eso echo de menos. Hace años que no lo hago, más que nada porque nada de lo que he soñado se ha echo realidad, obviamente por ser practicamente imposible, mi imaginación iba de volar por los aires con Peter Pan hasta pelear con piratas en la tierra de Nunca Jamás, pero he llegué a creer que si soñaba con algo, eso ya no se cumpliría...
¿Y no era al reves?
Espero que la coherencia por lo menos haya estado presente, ni me he dignado a darle una segunda leída y corregir errores que sé están presentes.
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