Ymiércoles, marzo 05, 2014
Algo chistoso pasa con el tiempo...
La verdad es que no sé lo que me llevó al pasado. ¿Me sentía nostálgica quizás, hace tres horas? ¡Es tan extraño todo eso! Cómo llegué aquí no deja de ser curioso. Buscando un nuevo fondo de pantalla para mi celular, algo tan... tan.. cotidiano no sé, pero sí, buscaba un nuevo fondo de pantalla. Entré a DeviantArt, ingresé a mi cuenta, luego a Mi Perfil, y ahí como si me estuviese esperando hacía años: El link a mi antiguo blog, éste blog en el que estoy escribiendo ahora.
Resulta extraño y catártico tener un blog de este tipo por tanto tiempo. Que casi sientas que te espere. Que al leerte -porque me leí nuevamente, estuve en eso las últimas tres horas - puedas sentir, entender y
saborear tus pensamientos de hace años. Mi vida era tan distinta en aquella época, aunque también hace un año mi vida ya era distinta a lo que es ahora.
¿Adultez? Creo que lo que más me ha costado asumir es que la adultez no es una etapa constante. Cuando era pequeña -y no tan pequeña- me daba la impresión de que los "adultos", gente sobre los 25-30 años, tenían la vida solucionada. Casas compradas, trabajos fijos, familia establecida... en fin, sabían hacia donde iban. Tenían un plan.
Cuando llegué a los... ¿23 años quizás? Me di cuenta que todo era una simple fantasía, y que los adultos simplemente intentan vivir su vida dentro de lo que pueden, haciendo lo mejor posible con lo que tienen y tratando de no cagarla tanto.
Tengo trabajo, vivo sola, estoy en una ciudad a más de hora y media de la casa de mis padres. Y en una hora cumpliré 26 años.
Supongo que llegué hace rato a la adultez. O no sé realmente, estoy simplemente intentando sobrevivir de la mejor forma, tratando de que no me vaya tan mal en el futuro cercano y lejano.
Soy el peor no-estereotipo de mi grupo etario y mi ser introvertido tiene problemas con relacionarme más allá de una amistad porque soy demasiado cómoda, y meter a un Romeo -porque tantas personas parecen preocupadas de eso y siento que agoto la paciencia de mi familia - parece demasiado problemático para el equilibrio que he establecido toda mi vida:
Aborrezco y amo la soledad en una mezcla que todavía no logro dosificar. Porque sí, hay veces que me siento excesivamente sola, veces que mi voz se torna ronca porque pasan horas sin que hable con alguien, veces en donde me gustaría tener a alguien cercano, más allá de un colega o amigo o conocido, con quien hablar, ver una película, escuchar música, o simplemente ponerme a leer en silencio, en un silencio acompañado.
Y por otro lado tenemos al ermitaño en mí, ese que saqué tantas veces cuando me leía el tarot, aquél que hace que quiera encerrarme en mi departamento a comer algo dulce y leer un buen libro sin que nadie moleste y sin escuchar preguntas.
A veces me siento como el niño de 'Tan fuerte y tan cerca', sobresaturada por sonidos y conversaciones, y deseo buscar ese pandero que me entregue dirección y equilibrio, porque ¿quién sabe? Quizás me estoy perdiendo buena gente, o quizás mi instinto está en lo correcto - como casi siempre - y no vale la pena.
Todavía sigo con 25 años.
Siento que estoy conociendo buenos colegas, que me quieren y que los quiero y que tienen las mismas preocupaciones que yo, pero son mayores. Cumplen 30 y siguen preguntándole a la vida lo que yo le pregunto ahora, con mis 25 años. Es desalentador, pero también siento que la respuesta no está en el futuro, está en el ahora, y la única forma de resolver cosas es simplemente actuando e intentado todo eso que quieres intentar. El tiempo tiene algo chistoso, parece escaparse de tus manos, y tanto te fijas en él que finalmente te deja atrás y ya es el futuro y no sabes dar la cara.
Quiero creer que quizás no lo estoy haciendo tan mal después de todo.
A treinta minutos de tener 26 años solo quería dejar algo aquí, y espero que en unos meses, o el próximo año o quizás incluso más, vuelva a leer esto, y me recuerde cómo se sintió tener 25 y cumplir 26.
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